sábado, 19 de marzo de 2016

Leyenda de Indanza: Los caníbales



Hace ya mucho tiempo cuando llegaron los primeros pobladores a Indanza no había más que caminos de herradura. Los viajeros buscaban lugares donde comer y refugios para pasar la noche, pues venían de diferentes sectores de la sierra hasta llegar a Indanza para intercambiar sus productos.
Cierto día
un grupo de caminantes se encontraban a la altura de la loma de La Virgen, pero cuenta la leyenda que varias personas morían congeladas por el frío, otras en cambio llegaban cansadas de tanto caminar y pasaban la noche en una especie de cueva que había por ese lugar. Este refugio estaba habitado por gente muy extraña que nadie conocía, era un misterio quiénes eran ni de dónde venían, sin embargo, amablemente daban posada a sus huéspedes; lo raro era que quien ingresaba a ese lugar, jamás volvía a salir.
La macabra historia, que no ha sido comprobada, cuenta que sus huéspedes eran sacrificados para servir de alimento a otros viajeros que venían a Indanza.


Autor: Paúl Chalco

Narrador: Diego Cuji

Leyenda de Indanza: Historia de dos amigos



Hace mucho tiempo atrás en la parroquia Indanza, Salvador y su amigo Gilberto salieron en la mañana, como todos los días, muy contentos a la finca, para la minga de la siembra de maíz. Una vez terminado el día de trabajo se propusieron regresar a sus casas.
Por el camino llegaron hasta la casa de la señora Isabel, una vecina del lugar. Mientras hacían un tambito, uno de sus antojos era saborear aguardiente para el cansancio, eso les daría fuerzas para continuar el camino.
Mientras bebían y conversaban se dieron cuenta que ya era muy tarde. Fue una noche sin luna ni estrellas, caminando solos por el monte. Empezaron a tener mucho miedo y llegaron a una casa sin puertas ni ventanas, era muy tenebrosa y daba terror al pasar por allí.
Cerca de la casa estaba una quebrada cubierta con muchos árboles, demasiado oscura para caminar, a pesar de que se les erizaba la piel de miedo se armaron de valor para continuar su viaje.
En ese momento, un niño pequeño juguetón les atajaba el paso en la carretera. Salvador se movía de un lugar a otro, mientras que Gilberto se quedó sin moverse con el fin de distraer al niño y pasar. Salvador, quien no pudo pasar, logra ver que el niño no era normal, tenía una cola y espuelas en los pies. Luego le pregunta ¿y tú guambrito que estás haciendo aquí a esta hora de la noche? Y el niño también le pregunta ¿y tú que vienes haciendo a esta hora?
Salvador se quedó aterrado, sin poder responder. El pequeño les advirtió que no quería verles de nuevo caminado borrachos y en altas horas de la noche, porque de lo contrario, los llevaría con él.
El defecto que tenían Gilberto y Salvador era el gusto por el licor, pero se dieron cuenta que el diablo puede presentarse en formas diferentes para advertirles lo malo de sus actos.
Salvador dejó de salir en altas horas de la noche porque tenía mucho miedo y su amigo Gilberto dejó la bebida y mejoró su comportamiento.
Narrador: Zoila Nivelo

Elaborado por: Deisy Quimiz

Leyenda de Indanza: La Chira



Dicen los pobladores de Indanza que hay comentarios que tiempo atrás desaparecían misteriosamente las personas.
Cierto día, cuando el sol estaba en su esplendor, Luis Marín, aun siendo joven, caminaba solo y pensativo por un sen
dero peligroso, de pronto apareció una hermosa y despampanante mujer desnuda. Sus rubios y largos cabellos le llegaban hasta los talones. Tan fuerte fue el resplandor de sus cabellos que contrastaban con los reflejos de la luz del sol. Luis no pudo continuar, se quedó mirándola, estático y asombrado.
En un momento inesperado, la mujer y lo llevó a un refugio ubicado a 20 metros sobre el Río Indanza. Inútilmente trató de escapar una y otra vez, pero la mujer le agarró tan fuerte que sus intentos fueron en vano.
La noche llegaba pronto, hasta que en un momento de descuido y muy oportuno para Luis, empujó a la mujer con todas sus fuerzas enviándola al agua correntosa del Río Indanza y pudo escapar con todas sus energías ante la desesperación.

Al llegar a Indanza contó a su esposa María y a sus vecinos todo que le había sucedido. Al escuchar la historia le confirmaron que se trataba de la “Chira”, que en distintas ocasiones había hecho lo mismo con otras personas. Desde allí la gente de Indanza se reunía en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús para rezar. 

Leyenda de Indanza: La fiesta de la Cruz



Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo en Indanza había un espíritu malo que siempre llagaba a todas las fiestas religiosas que había en la parroquia y las arruinaba, porque siempre cambiaba de forma repentinamente.
Cierto día este espíritu malo llegó a la más importante que es “La fiesta de la Cruz”, donde el yerno del prioste se había enojado porque su mujer no quería asistir ya que estaba indispuesta; entonces el yerno enfadado tomó una vela para alumbrar el camino y partió al pueblo de Indanza. Muy cerca estaba el Río Indanza y cada vez que caminaba sus manos se hacían enormes. Pensaba que solo se trataba de la sombra de un árbol y sin tomar importancia continuó.
Después de un largo tiempo caminando se dio cuenta que no llegaba a la carretera principal y dijo “José y María, ¿dónde estoy?”, inmediatamente se apagó la vela. Enseguida, daba un paso y caía al río, sintió entonces que el espíritu malo lo guiaba al río por un camino que se veía hermoso, pero en realidad estaba lleno de bejuco y de la planta de uña de gato. Muy cerca se oían los juegos artificiales de la fiesta y agarrándose de los bejucos logró llegar cerca de la carretera para pedir ayuda.
Luego de súplicas a la Virgen y de pedir perdón por sus actos, amigos que pasaban cerca del lugar lo rescataron. Al oír el testimonio desde aquel día él y sus amigos no volvieron a pecar.
Escritor: Doménica Herrera

Narrador: Zoila Nivelo